EL AUTOENGAÑO
Autoengañarnos es el camino más seguro para extraviarnos para siempre. El primero y más importante acto de honestidad debe ser con nosotros mismos, sin buscar justificaciones falsas, ni evasiones de la realidad para refugiarnos en el autoengaño. La conciencia es nuestro máximo juez, pero a veces buscamos formas para no escucharla y es cuando caemos en el autoengaño, además nos instalamos en el papel de víctimas y nos decimos a nosotros mismos que no teníamos otro camino y nos vimos “obligados” a ser deshonestos. El prestigio no se construye de la noche a la mañana, es un largo camino que debe recorrerse para poder disfrutar del honor de ser honesto y que nuestra palabra se convierta en sinónimo de veracidad y compromiso.
“La verdad os hará libres”, pues nos libera del cargo de conciencia de la mentira y nos da la certeza que cumplimos con nuestra responsabilidad. La honestidad es un valor nuclear para triunfar y vivir la paz interior, estado que sólo pueden disfrutar los seres superiores, así como en su tiempo Santo Tomás, Galileo, Gandhi o Miguel Hidalgo, vivieron públicamente de acuerdo con su verdad, sabían que no podrían existir sin proclamar sus convicciones. Si nosotros aspiramos a la plenitud debemos tener el valor de vivir fieles a nuestras convicciones, proclamar y defender en todo momento la verdad. No perdamos la oportunidad de ser veraces. La honestidad, aparte del valor que es, representa la única opción que tenemos para edificar una sociedad diferente, dejar de engañarnos y enfrentar la realidad. Los medios de comunicación manipuladores de la verdad, los gobernantes que viven engañando a sus electores, los falsos empresarios que engañan a sus clientes, los sindicatos que simulan defender a sus agremiados y todos aquellos que han hecho del fraude su medio de subsistencia están tocando fondo, y su juego está ya por terminar, pues el mundo reclama hoy más que nunca la verdad como fuerza liberadora y la riqueza está destinada para aquellos que estén haciendo de la ética la manifestación de su auténtica capacidad. Si usted ha decidido triunfar existe un camino seguro: la ética es el pasaporte para lograrlo, y la ejercen aquellos que están convencidos que nacieron para alcanzar, como el águila, grandes alturas.
Miguel Ángel Cornejo